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Si esto fuera una película, estarías conmigo.

Me retracto, nunca quise decir eso. Me retracto en mi mente mientras te veo ir. Se supone que en tres segundos exactos deberías dar media vuelta, caminar bajo la lluvia, gritarme que esto no es lo que quiero y hacerme cambiar de idea con sólo oír tu voz. Los tres segundos pasaron y estoy parada en mitad de la calle, bajo la lluvia, mi cabello es un desastre, mi maquillaje está corrido y mi ropa completa y enteramente empapada... y él, él ya dobló la esquina...

Punto de partida.

"Las relaciones confunden y lastiman a la gente. Nadie necesita eso"   Principalmente yo tenía ese pensamiento y tan errada no estaba. Tenía aproximadamente 15 años cuando el bichito del amor me picó. Fue tan doloroso, placentero e irónico como un intolerante a la lactosa amante del yogur. Lo conocí en un esquina y de golpe, algunos dirán casualidad, otros destino, que estaba destinado a ser así; en lo personal lo encuentro como un mal recuerdo, como una de esas memorias que deben ser olvidadas porque sí. Aunque la primera impresión fue buena, con el tiempo sufrió de una metamorfosis y, luego, ya no tenía nada de bueno. El dolor fue mutuo, había mucho cariño entre medio pero nunca bastaba, tal vez nunca bastó. Las altas y bajas eran frecuentes, rutinarias, pero siempre estaba esa esperanza de avanzar. Cuando todo terminó abruptamente, la conclusión no fue placentera. Yo no estaba lista para dejarlo ir... a pesar de todo y no estaba lista porque lo amaba. Lo amaba y aún l